Cuando estar triste impacta más que la tristeza.

Después de mis vacaciones tan lindas con mi familia llegó una pálida. Hoy se fue mi querido compañero perruno de 15 años. Lucas mi perro que me acompañó toda mi adolescencia, que vivió conmigo hasta que me casé, que jugó con mi hija y que nos dió tantas alegrías. Para mi, un miembro más de la familia, otros consideraran que fue solamente un perro. Si bien la tristeza me lleva a caer en llanto por tener que dejarlo ir, por otro lado estar triste se nota mucho más. Seguro te preguntás a que me estoy refiriendo, si es lo mismo, no? Bueno, resulta que hoy me puse a pensar que la tristeza que puedo sentir no se exterioriza por si sola, para que se note tengo que estar triste.

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Siempre fui una persona muy sensible, de llorar por casi todo. Con la llegada de la maternidad, incrementó mi sensibilidad pero tuve que aprender (y continuo intentando ) evitar exteriorizar tanto. ¿ Porque? Porque tengo una hija de casi dos años que me mira, me sigue, me imita y ve cada detalle de mis gestos y caras. Cuando estoy mal ella sola se me acerca a darme besos, cuando estoy feliz y de buen humor ella también. Hoy es mi responsabilidad no darle motivos para ponerse triste. A medida que crezca y entienda va ir decidiendo lo que la pone contenta y lo que no tanto, pero ver a su mamá mal, no es necesario.

Creo que la maternidad viene con algo más de lo que es cuidar al otro en aspectos materiales y físicos, tenemos que cuidarlos a nivel emocional también. Nuestros hijos no tienen que sufrir por nuestros sufrimientos, no deberían cargar con nuestros pesos y mucho menos estar tristes por nosotros. No pienso que no haya que compartir momentos duros que nos toque transitar, es la vida y también hay que enseñarles que no es color rosa, pero a los 2 años todavía no distingue el rojo del azul.

A pesar de mi dolor, malestar, tristeza elijo y quiero no estar triste porque se que Lukitas esta mejor en donde está y porque quiero que Oli siga compartiendo sus sonrisas conmigo sin angustiarse por no entender lo que le esta pasando a su mamá.

Seguro del otro lado muchas de ustedes les toca o les tocó vivir momentos muchos más difíciles, que las confundió, que las dejó muy tristes y sin fuerzas. Solo quise compartir esto, porque si bien tenemos derecho a estar mal, a llorar a gritar y no tener ganas de hacer nada, tenemos que recordar que nuestros hijos nos necesitan, nos miran y somos su ejemplo. Ser madre es poder dejar de lado lo que nos pasa y cantar las canciones de la granja con nuestra mejor sonrisa porque como dice una frase:“ ser madre es ver las fortalezas que no sabias que tenias y descubrir los miedos que no sabias que existían“.