Madre perfecta.. hasta que fui madre.

Antes de quedar embarazada de Oli, estaba segura que iba a ser una súper madre! Iba ser perfecta, sabría exactamente cuándo darle de comer, como darle la teta, qué hacer ante los mocos, como retarla, no la dejaría usar tablets o aparatos electrónicos. Antes del año lejos del televisor, gaseosas ni pensar, golosinas o chocolates puff… quizás si algún abuelo se lo daba, pero …¿de mi? Nooo! Jamás!!

Antes de parir, pensé en tantas cosas… Imaginé que todo iba ser de una forma, o era blanco o negro, pero como habrán leído en muchos de mis posts anteriores, la maternidad me resultó bastante diferente en relación a la práctica versus la teoría.

 Una vez que nació Oli, pude empezar a entender que el blanco y negro que me dijeron que era todo, en realidad estaba más cerca del gris…me convertí en daltónica por ver colores diferentes. Aprendí que las madres reales, no nacen sabiendo y si aprenden en el día a día, con el cambiar pañales cagados, llenos de pis, limpiar miles de veces el famoso quesito y escuchar otras tantas que algún extraño te recuerde que lo hagas. Escuchar que te digan mala madre por dar mamadera (cuando te hubiera encantado que tome teta hasta lo que indica la OMS). Presenciar miradas desagradables cuando pelas el pecho solamente porque ya pasaron las tres horitas de “descanso“ y le toca comer nuevamente a tu bebé. Cambias de lado, y antes te quejabas de los padres irrespetuosos que salían a cenar con su bebé y no te dejaban charlar tranquilo, hoy por querer hacer una salidita y no tener con quien dejarlo, escuchas algún comentario “ pero como llora este bebé“.

Te empezás a dar cuenta que tu hijo/as tienen su propia personalidad, que es muy difícil controlar absolutamente todo, que la rutina que tanto planeamos termina siendo planes y no siempre posibles de llevarlos adelante. Empezás a entender, que otros factores que no tuviste en cuenta antes de ser mamá, también mueven la aguja. ¿Eso nos hace malas madres? Obvio que no!  No todo en esta vida tiene que ser tal cual lo imaginamos, o lo pensamos o lo soñamos. El que nos saquemos un 7 no significa que no vayamos a aprobar, o no?

La maternidad es un aprendizaje constante, cada experiencia es única. Seguro lo que nos pasa hoy no significa que nos volverá a pasar mañana. Hace 20 meses que me vengo dando cuenta que muy lejos de ser una madre perfecta estoy. ¿Acaso existe una madre que sí lo sea?  Como les dije, no creo ser una madre perfecta (sinceramente creo que nunca lo seré) pero de lo que estoy segura es que dia tras dia, aprendo y crezco e intento ser lo mejor que puedo ser.

Cuando existe el amor, la contención, límites y sobre todo el saber que una nunca será perfecta y que este camino de la maternidad es un aprendizaje constante, ahí una va estar segura que las cosas van por un buen camino.  Porque no somos perfectas, posiblemente nunca lo seremos pero si sabemos que estamos haciendo todo lo que podemos para ser la mejor madre posible… Y eso, eso madres…es suficiente para estar un poco más cerca de la madre que queremos ser.