La magia que pueden esconder tus palabras.

Estamos plagados de palabras. Orales y escritas. Verbales y mentales. Pero ¿te detuviste
por un momento a elegirlas con plena consciencia? Si tu respuesta fue un “no” (lo más probable), te invito a tomarte unos minutos para mirarlas en detalle y a descubrir lo poderosas que pueden resultar.
Porque las palabras son mucho más que lo que nos diferencia del resto de las especies. A mi me gusta imaginar que esconden algo de magia. Así, pueden crear mundos maravillosos, destruir una ilusión o, incluso causar algo con su sola ausencia.
El gran principio. Pero antes de continuar, quiero contarte qué es lo que las vuelve tan poderosas. Y es que
las palabras no sólo describen o cuentan; evocan.
Entonces, si te hablo de una porción de torta de chocolate esponjosa, con un corazón generoso de dulce de leche cremoso que contrasta con el brillo dado por la humedad de la jalea de frutos rojos derramándose hasta el plato de porcelana blanca, probablemente puedas ver lo que te estoy contando e incluso sientas deseo.
Pero si te cuento que esa noche oía mi respiración agitada como un grito en medio de la oscuridad; cuando intentaba poner la llave en la cerradura y el manojo se deslizó hasta caer. Y, mientras mis manos ciegas no podían mas que rastrear con torpeza el césped
húmedo por el rocío, esos dos hombres se acercaban a paso firme con la vista fija en mi, podrás sentir mi desesperación.
Con lo cual, es importante que tengas en cuenta que podrás olvidar algún detalle de lo que te dijeron, pero nunca cómo eso te hizo sentir. Sabiendo esto, podés elegir mejor tus palabras antes de soltarlas o bien, si ya lo hiciste y no fueron las indicadas, tendrás una
segunda oportunidad para, tal vez, enmendar la situación.

De hechizos y conjuros.
Como te dije al principio, me gusta imaginar que las palabras guardan magia, por lo que te propongo algunos hechizos. ¿Para qué? Para que empieces a elegirlas con más sabiduría y, casi jugando, empieces a descubrir y a usar su poder.
Palabras del bien: antes de cenar o de un momento en familia, invitá a cada miembro a contar algo bueno o qué lo hizo sentir bien durante ese día. Vas a ver que contar hechos positivos los predispone mejor. Y ¿qué mejor si es justo antes de compartir un momento juntos?
Tus palabras, tus antídotos: solemos cuidar las palabras que usamos con los demás, pero
¿y con nosotros mismos? Todos tenemos días en que sentimos que el mundo es nuestro y
otros, en quisiéramos bajarnos del mundo. Para esos días te propongo una lista de 5 palabras autodedicadas. Esas que te permitan recordar quién sos y lo genial que podés ser cuando lo decidís.
Te comparto la mía: persistente, proactiva, creativa, compasiva, leal. Te aseguro que tenerlas a mano y leerlas en esos días no los va a cambiar, pero sí tu actitud. Y la actitud es todo.

Mis palabras te elevan: el reconocimiento es algo que todos los seres humanos necesitamos. A todos nos gusta oír algo lindo sobre nosotros. Resulta una manera de recordarnos quiénes somos y de construir nuestra confianza. Pero, como el cerebro,
tiende a centrarse en lo negativo, nos cuesta poner en práctica el decir cosas positivas a los demás. Ahora la crítica nos encuentra siempre listos.
Te sugiero probar entonces, con tu pareja o tus hijos. Animate a decirles cualquier día, en
cualquier momento algo positivo que veas en ellos. Creeme, la reacción te va a
sorprender.
El Sí de tus palabras: la mayoría de nosotros probablemente hayamos crecido con el no.
No se grita, no se pega, no se dice. Sin embargo, muchos años después parece ser que ese
“no” que se antepone a todo, en realidad, es ignorado por nuestra mente por lo que se
termina enfatizando lo que queremos evitar.
Podés probar entonces empezar cambiando un “no se grita” por un “hablemos más bajo”
y contarme cómo resultó.

Este, personalmente, es un hechizo que me deja siempre chamuscada, pero leo mis 5 palabras y vuelvo a intentarlo.
A veces nos centramos tanto en el exterior que realmente terminamos creyendo que sólo las grandes cosas generan grandes cambios. Y olvidamos esas herramientas que, como verdaderas varitas mágicas, tenemos al alcance de nuestras manos. Las palabras son una
de ellas. Y podemos usarlas para describir el mundo o, si nos animamos un poco más, a transformarlas en acción. Porque todo puede cambiar cuando alguien dice algo. ¿Te animás a probar?

Por Marie Luppino

Fuentes:
Confianza total, para vivir mejor, de Verónica de Andrés.
En cambio, de Estanislao Bachrach
Agilmente, de Estanislao Bachrach
https://lamenteesmaravillosa.com/las-palabras-son-tan-importantes-como-los-hechos