El bullying no es un problema de dos, es un tema de todos

Una niña de once años llegó a mi consulta hace unos días con depresión profunda, creemos que a esa edad todo debe ser un cuento de hadas, y cuesta darnos cuenta que muchas veces no es así. 

¡Imagina cuantas veces me pasa!, soy psicóloga y me encuentro con el dolor de los niños, me toca de manera personal, tengo cuatro hijos, dos de ellos pequeños aún, los miro y quiero poder  tener las herramientas para que sepan atravesar todas sus experiencias sin tanto dolor. 

Y allí estaba esta pequeña, sufriendo por ser víctima de acoso escolar, por sentirse sola, por no saber qué hacer. Aislada, sin ese grupo que es parte de la vida de los niños. 

Mucha gente habla de bullying, pero creo que hay algo que se nos escapa, esto no es un problema del que agrede o del agredido. No quiero que mis hijos sean acosados, tampoco quiero que sean acosadores, pero tampoco quiero que sean parte de un grupo que mira, que aprueba o que no hace nada frente al dolor de alguien más. 

Aún como padres parecemos perdidos frente al tema: “¡Qué nadie te moleste!, ¡si te hacen algo pégales!, ¡¿por qué no le avisas a tu maestra?!”  son algunas de las frases con las que direccionamos a nuestros hijos cuando logramos enterarnos de que se siente acosado por alguien. Pero la verdad es que ninguna de estas reacciones son fáciles para ellos y mucho menos efectivas en la mayoría de los casos. 

La palabra bullying ronda la escuela y la familia como un fantasma al tememos. Desde la mirada de los profesores, parecería ligarse a la susceptibilidad de las familias y desde nuestra mirada de padres,  a la ineficiencia de las escuelas. 

“Es muy importante establecer la diferencia entre el acoso y una pelea entre niños. Muchas veces somos los adultos quienes ponemos palabras fuera de contexto”, me comentó Joana, maestra y  actualmente Directora de escuela. 

No está equivocada, su comentario está relacionado a la constante sensación de alerta en la que nos encontramos ante la posibilidad de que nuestros hijos sufran, y esta sensación puede hacernos ver algo que no es real.

Por otro lado, nunca me ayudaron cuando noté que en el curso de mi hijo se estaban dando casos de  bullying. Es más, la profesora era quien motivaba la mala relación de los niños, lo hablé hasta con la dirección del colegio y la única respuesta que recibí fue que el año estaba por acabar y que en todo caso no era mi hijo el que estaba con problemas”, me comentó Adriana, madre de familia que optó ante una respuesta como esta fue, por cambiar a su hijo de escuela. 

¿Cómo notar si realmente hay bullying? 

Debemos notar si el conflicto en la relación,  cumple los siguientes factores: 

  • Es sistemático y repetido: ocurre con frecuencia, no son eventos esporádicos
  • Hay un desbalance de poder: La persona que agrede tiene más poder que la víctima, bien sea porque tiene más amigos, es más grande, etc.
  • Hay una intención clara de agredir y lastimar.

Pero, ¡atentos! Cuando hablamos de un niño que está siendo agresivo, estamos hablando de un niño que no sabe cómo vincularse de otra manera y qué busca, de maneras equivocadas, construir pertenencia a un grupo porque no ha logrado desarrollarla. 

Todos fuimos niños, pertenecer y sentirnos aceptados es parte de qué vemos de nosotros mismos, lo fue para mí, seguramente lo fue para ti, lo es para tus hijos y para los míos, y lo es para todo niño que quiere tener amigos. 

Por eso justamente es que el bullying no es un problema de dos, es un problema de grupo.

El papel del grupo en la dinámica del bullying es muy importante. Nuestros hijos en su proceso de identificación buscan pertenecer a grupos, y ese grupo que observa, pasiva o activamente, puede ser una gran herramienta para parar una acción que muchas veces está hecha para ellos que son los espectadores. 

Como una película que se nutre de quien observa, de quien aprueba o no, sin esos observadores que le dan un lugar, la película desaparece y no es nada. 

¿Cómo hacemos que nuestros hijos no funcionen como espectadores?

Una mamá me dijo luego de vivir una situación de bullying en el grupo de su hija mayor “creo muy importante trabajar el grupo en general,  ayudándoles a generar empatía, a pensar en cómo se siente el que está siendo víctima y que no pueden ser pasivos ante una situación de agresión”.

Tiene toda la razón,  los observadores tienen la fuerza que le falta a la víctima y la empatía que le falta al victimario, por eso dentro de casa debemos enseñar a nuestros hijos que pueden ser observadores con un papel contrario a la intimidación, hay que saber defender, hay que saber buscar ayuda en los demás del grupo, en los profesores o en otros adultos.

Es desde nuestra casa desde donde parte la prevención. Desde donde les podemos enseñar que el respeto hacia los demás parte de no disfrutar de burlarnos de otro y de no ser parte de nadie que haga de la burla una manera de relación. 

Quiero eso para mis hijos, que sepan que pueden alzar la voz y no aprobar la agresión a nadie frente a sus ojos. 

Educación sexual integral: La importancia de enseñar a cuidar el cuerpo desde pequeños.

Desde el 2006, contamos con la ley 26.150 que establece el derecho de niños, niñas y adolescentes a recibir Educación Sexual Integral (ESI) en las instituciones escolares, tanto públicas como privadas. 

Pero, ¿qué es la ESI?

Se trata de un proceso de enseñanza aprendizaje que aborda la sexualidad de manera integral y tiene como ejes centrales: Valorar la afectividad, respetar la diversidad, garantizar la equidad de género, ejercer los derechos, cuidar el cuerpo y la salud. Cabe aclarar que sexualidad se entiende como una totalidad, y no se reduce a la genitalidad. 

Para conocer más sobre el tema charlamos con la licenciada Carolina Mora, especialista en psicología perinatal.  

ESI desde la cuna

 “Es fundamental como familias poder acompañar el aprendizaje de la ESI desde la cuna, porque desde el nacimiento se puede trabajar lo que es el respeto por el cuerpo de los niños y las niñas. Poder explicarles cuáles son sus partes íntimas cuando vamos a cambiarles los pañales y anticiparles que estamos haciendo eso para cuidarles y que cuando ellos crezcan van a poder hacerlos por sí mismos. Poder enseñarles que su cuerpo es suyo y que, si dicen que no, si no quieren dar besos, si no quieren abrazar eso también es válido. Y también poder brindar una educación sin estereotipos de género”, expone Carolina.

Una de las formas en que se van reproduciendo culturalmente estos estereotipos de género desde la niñez es cuando se segmenta a niños y a niñas según los colores y los juegos.

Es importante comprender que no hay juguetes de nenas y otros de nenes. Por ejemplo, un niño puede jugar con un muñeco bebote y podemos verlo como una oportunidad dónde se está interiorizando con su rol de cuidador. Ya que la crianza debe ser una responsabilidad compartida entre ambos progenitores, y no exclusividad de las madres, tal como se ha venido reproduciendo culturalmente.

Por otra parte, la psicóloga sostiene que enseñar ESI tiene múltiples beneficios en nuestros hijos e hijas, como “crecer con mayor seguridad y autoconfianza, delimitar y tener límites con las personas y no verse llevados a situaciones donde se sientan incomodes y no puedan decir lo que sienten, que tengan mayor autoconocimiento, mayor libertad en los vínculos.” Dice Carolina

¿Se habla, o no se habla?

A pesar de existir una ley nacional, la ESI ha generado ciertas reacciones en contra de su implementación en los diversos niveles educativos. Carolina nos menciona su punto de vista al respecto. Sostiene que en las familias que se oponen a la ESI hay dos grandes aristas que inciden. “Por un lado, el desconocimiento de lo que implica realmente los ejes de la ESI y su implementación en los distintos niveles. 

Hay como una idea generalizada de que la ESI es explicar métodos anticonceptivos y formas de mantener relaciones sexuales y no se tiene en cuenta que la ESI es mucho más que eso. Y eso es sólo un aspecto que se enseña y se trabaja en cierta franja etaria. Se desconoce que la ESI es trabajar con niñas y niños en primera infancia implica la prevención del abuso, hablar de las diferentes formas de familia, permitirles jugar y explorar con libertad y que no hay juguetes ni juegos ni colores ligados a un género, explica Carolina.

Y agrega que otras de las reticencias sobre la ESI están atravesadas por “toda una corriente ligada a algunas creencias religiosas, en las que no se puede considerar que la ESI es un derecho de las infancias y es algo que el Estado debe implementar. Hay grupos que plantean “con mis hijos, no” y bueno justamente pasa por entender que nuestros hijos no son nuestros, sino que su integridad y su educación está atravesada por la legalidad y por lo cultural y que no depende sólo de las creencias de cada familia”.

La vida, los hijos y una escuela: cómo motivarnos para aprender #encasa.

Corría marzo de 2020. Mi Julieta, como tantos, empezaba su ansiado primer grado. Sin embargo, a las dos semanas de comenzar a transitar ese nuevo camino, todo cambió. Quizás los tuyos no empezaron la primaria, pero el cambio sería igual de rotundo.

Desde entonces, mamás y papás, al mejor estilo superhéroe, en seños y profes. Sólo que no tenemos ni un súper poder, más que el amor por nuestros hijos. 

Hoy ya llevamos un largo camino recorrido. Sin embargo, la incertidumbre, el cansancio y el cambio constante de las dinámicas siguen generando estragos en la motivación por aprender de nuestros hijos, así como en nosotros como mamás y papás. 

Motivación y aprendizaje hijos


Por eso, lejos de colgar de nuestras capas, con el equipo de De Madre a Madre, queremos contarte algunas ideas que fuimos poniendo en práctica, sobre todo con los más chicos, para esos momentos en que la escuela en casa se torna cuesta arriba:

Si no es un juego, que lo parezca.

Nada enciende más la mente de un niño como jugar. Podés aprovechar eso tratando de encontrar el costado lúdico de lo que les toca abordar. ¿Cuestan las sumas y restas? Podrían jugar al kiosco comprando y vendiendo. 

Mi casa; mi aula. 

Los espacios nos motivan, predisponen y pueden servirnos para disminuir distracciones.  Decorar o acondicionar un rinconcito de tu casa que dediquen para hacer la tarea podría sumar para delimitar ese momento. Ustedes como adultos pueden proponer la idea, y ser tu peque quien participe en los detalles. 

La rutina de ir al cole en casa. 

Las rutinas son importantes para los chicos. Los ordenan y los hacen sentir más tranquilos y seguros porque saben qué va a suceder. 

Es conveniente entonces que puedan establecer un horario para el cole en casa y sostenerlo. No necesita ser todos los días a la misma hora. Lo importante es que tu peque sepa que hay momentos destinados para esa actividad (y si lo puede ver en algún lado, ¡mejor!). 

Si me interesa, se queda en mi cabeza. 

Los chicos son prácticos y su curiosidad y capaz de asombro están a flor de piel. Si logramos llamar su atención sobre algo, lo recordarán (y si logramos que participen, ¡vale doble!). 

Hay mil recursos que pueden ayudarnos, dependiendo de los intereses de tu peque: juguetes didácticos, videos, juegos de mesa, películas, libros, objetos de la casa. Todo es válido; la imaginación es el límite.

Prestame tus zapas.

La frustración es parte de la vida y, como tal, es inevitable que aparezca. Una forma de lidiar con ella es sentirse comprendido. 

Tal vez, si tu peque no está comprendiendo algo, podrías plantearle que a vos te resulta difícil explicarlo y proponerle que sea tu maestro un momento para que puedas ver cómo se hace. 

No le decimos que no entiende, sino que nosotros no estamos explicando bien y también estamos frustrados; así tratamos de correrlo del conflicto para que se recupere y podamos retomar.

No te olvides: mi trabajo es jugar.

Tener tiempo libre y de esparcimiento es tan importante como cumplir con el cole. Recordá que los chicos están aprendiendo todo el tiempo y, sobre todo, cuando juegan. 

Como siempre te decimos, son ideas. Que pueden funcionar o no. La propuesta es intentar equilibrar la obligación con el disfrute de los logros de nuestros hijos (¡mi hija empezó a leer sola antes de dormir!). De permitirnos transitar este contexto extraordinario sin la presión de que todo deba salir bien y funcionar. No estamos solos en esto.

Vanesa Aquila, psicopedagoga, nos explica que la conducta de los chicos es un síntoma de lo que está viviendo el grupo familiar. Entonces puede resultar interesante que, si los vemos apáticos o frustrados, podamos detenernos a ver cómo estamos viviendo estos procesos como papás y mamás en lo personal, lo laboral y lo cotidiano, para ver qué estamos comunicando sin palabras. 

Como se plantea en el libro “El niño feliz” de Dorothy Briggs, a nadie se le ocurre tirar de la punta de una planta para que crezca más rápido. Confiamos en que, si le damos agua, aire, luz y los nutrientes adecuados, ella va a saber crecer. 

Tal vez deberíamos confiar un poco más en nosotros mismos (recordemos que llevamos una capa) e intentar enfocarnos en lo que realmente necesitan: nuestra compañía y apoyo. Ellos ya sabrán crecer.

Por Marie Luppino

La magia que pueden esconder tus palabras.

Estamos plagados de palabras. Orales y escritas. Verbales y mentales. Pero ¿te detuviste
por un momento a elegirlas con plena consciencia? Si tu respuesta fue un “no” (lo más probable), te invito a tomarte unos minutos para mirarlas en detalle y a descubrir lo poderosas que pueden resultar.
Porque las palabras son mucho más que lo que nos diferencia del resto de las especies. A mi me gusta imaginar que esconden algo de magia. Así, pueden crear mundos maravillosos, destruir una ilusión o, incluso causar algo con su sola ausencia.
El gran principio. Pero antes de continuar, quiero contarte qué es lo que las vuelve tan poderosas. Y es que
las palabras no sólo describen o cuentan; evocan.
Entonces, si te hablo de una porción de torta de chocolate esponjosa, con un corazón generoso de dulce de leche cremoso que contrasta con el brillo dado por la humedad de la jalea de frutos rojos derramándose hasta el plato de porcelana blanca, probablemente puedas ver lo que te estoy contando e incluso sientas deseo.
Pero si te cuento que esa noche oía mi respiración agitada como un grito en medio de la oscuridad; cuando intentaba poner la llave en la cerradura y el manojo se deslizó hasta caer. Y, mientras mis manos ciegas no podían mas que rastrear con torpeza el césped
húmedo por el rocío, esos dos hombres se acercaban a paso firme con la vista fija en mi, podrás sentir mi desesperación.
Con lo cual, es importante que tengas en cuenta que podrás olvidar algún detalle de lo que te dijeron, pero nunca cómo eso te hizo sentir. Sabiendo esto, podés elegir mejor tus palabras antes de soltarlas o bien, si ya lo hiciste y no fueron las indicadas, tendrás una
segunda oportunidad para, tal vez, enmendar la situación.

De hechizos y conjuros.
Como te dije al principio, me gusta imaginar que las palabras guardan magia, por lo que te propongo algunos hechizos. ¿Para qué? Para que empieces a elegirlas con más sabiduría y, casi jugando, empieces a descubrir y a usar su poder.
Palabras del bien: antes de cenar o de un momento en familia, invitá a cada miembro a contar algo bueno o qué lo hizo sentir bien durante ese día. Vas a ver que contar hechos positivos los predispone mejor. Y ¿qué mejor si es justo antes de compartir un momento juntos?
Tus palabras, tus antídotos: solemos cuidar las palabras que usamos con los demás, pero
¿y con nosotros mismos? Todos tenemos días en que sentimos que el mundo es nuestro y
otros, en quisiéramos bajarnos del mundo. Para esos días te propongo una lista de 5 palabras autodedicadas. Esas que te permitan recordar quién sos y lo genial que podés ser cuando lo decidís.
Te comparto la mía: persistente, proactiva, creativa, compasiva, leal. Te aseguro que tenerlas a mano y leerlas en esos días no los va a cambiar, pero sí tu actitud. Y la actitud es todo.

Mis palabras te elevan: el reconocimiento es algo que todos los seres humanos necesitamos. A todos nos gusta oír algo lindo sobre nosotros. Resulta una manera de recordarnos quiénes somos y de construir nuestra confianza. Pero, como el cerebro,
tiende a centrarse en lo negativo, nos cuesta poner en práctica el decir cosas positivas a los demás. Ahora la crítica nos encuentra siempre listos.
Te sugiero probar entonces, con tu pareja o tus hijos. Animate a decirles cualquier día, en
cualquier momento algo positivo que veas en ellos. Creeme, la reacción te va a
sorprender.
El Sí de tus palabras: la mayoría de nosotros probablemente hayamos crecido con el no.
No se grita, no se pega, no se dice. Sin embargo, muchos años después parece ser que ese
“no” que se antepone a todo, en realidad, es ignorado por nuestra mente por lo que se
termina enfatizando lo que queremos evitar.
Podés probar entonces empezar cambiando un “no se grita” por un “hablemos más bajo”
y contarme cómo resultó.

Este, personalmente, es un hechizo que me deja siempre chamuscada, pero leo mis 5 palabras y vuelvo a intentarlo.
A veces nos centramos tanto en el exterior que realmente terminamos creyendo que sólo las grandes cosas generan grandes cambios. Y olvidamos esas herramientas que, como verdaderas varitas mágicas, tenemos al alcance de nuestras manos. Las palabras son una
de ellas. Y podemos usarlas para describir el mundo o, si nos animamos un poco más, a transformarlas en acción. Porque todo puede cambiar cuando alguien dice algo. ¿Te animás a probar?

Por Marie Luppino

Fuentes:
Confianza total, para vivir mejor, de Verónica de Andrés.
En cambio, de Estanislao Bachrach
Agilmente, de Estanislao Bachrach
https://lamenteesmaravillosa.com/las-palabras-son-tan-importantes-como-los-hechos

Se cierran las escuelas, ¿cómo le explicamos a nuestros hijos?

*Crédito imágen: Kelly Sikkema para Unsplash

En este contexto de pandemia pueden suceder eventos que afectan la nueva “normalidad” de la escolaridad de nuestros hijos, tal como la suspensión de clases presenciales decretada en el AMBA por dos semanas. Sabemos que la decisión de cierre de las escuelas puede ser una medida polémica, en que algunos pueden estar de acuerdo y otros no. Sin embargo, más allá del debate sobre el tema, queremos ayudarles a cómo transmitirles a los chicos esa decisión que escapa a nosotros, pero en la que sí es importante comunicarles tranquilidad y explicarles a nuestros hijos el porqué de la medida, al margen de nuestras percepciones sobre la misma. 

Charlamos con Maritchu Seitún, psicóloga especialista en orientación a padres para que nos aconseje de qué forma podemos acompañar y contener a los niños ante esta situación. Ella nos recomienda que debemos actuar “con mucha escucha empática: el enojo, la frustración, el miedo, incluso a veces la culpa, necesitan ser conversados y calmados por los adultos.  En cierto sentido es mejor porque ya sabemos de qué se trata, que no es eterno y que se sobrevive, pero por otro es angustiante, el año pasado estuvimos “guardados” muchos meses, pero se fueron extendiendo, no sabíamos lo largo que podía ser, hoy tenemos mayor conciencia de lo duro, largo y difícil que es un invierno dentro de casa.”

Por otra parte, la psicóloga nos expresa que “lo primero que tenemos que hacer es lograr nosotros estar tranquilos” y explicarles “que hay buenas razones para que se queden en casa, que es lo más seguro, aunque sea aburrido para ellos, incómodo para nosotros, aunque vuelva a exigirnos cambios en la vida diaria y presiones de escolarización a distancia.  Y volvemos en ese caso a las recomendaciones de 2020: que se muevan activamente, que jueguen, que tengan interacciones sociales en pantallas, que participen de las clases online”.

Otra de las cosas que nos sugiere Maritchu es que les manifestemos a nuestros hijos que se trata de una medida que se toma para cuidar a los mayores y al personal médico “para que los doctores no tengan que cuidar a tanta gente al mismo tiempo ni se llenen los hospitales”. 

Ella nos recomienda que deberíamos apelar a los juegos para graficar la situación y como medio para que los más chicos canalicen sus emociones por ese medio:

Hoy en todas las casas debería haber un juego de doctor para que los chicos cuelguen y calmen sus ansiedades por ese medio”. 

También nos señala que es importante que mientras esperamos que los chicos vuelvan al colegio, los adultos demos el ejemplo siendo responsables cumpliendo los protocolos recomendados (uso de barbijo, lavado de manos, evitar aglomeraciones, distanciamiento social, reuniones con poca gente al aire libre) y no neguemos la pandemia. 

De la misma manera, hay que concientizar a los adolescentes en temas de responsabilidad social. “Los adultos decidimos, no se trata de convencerlos de que esto es bueno para ellos, sino de informarles cuáles son las condiciones para los próximos días, esto es especialmente válido para los adolescentes que tienden a creer por su omnipotencia que son “a prueba de covid”, no le tienen miedo ni les preocupa enfermarse, sin darse cuenta de los riesgos para la comunidad del avance descontrolado del virus y sin conciencia de que son un eslabón clave en esa cadena de contagios”, sostiene Maritchu Seitún.

Entre todos debemos colaborar para que podamos salir adelante de esta situación, bajar el índice de contagios y contribuir con el retorno a la presencialidad de las clases en este contexto de “nueva normalidad”.

Por Natalia Sana

*Crédito imágen: Kelly Sikkema para Unsplash

Recomendaciones para saber cómo actuar ante los berrinches de nuestros hijos

Seguramente sea uno de los temas por el que las madres más consultan a los pediatras. ¿Qué hago cuando se pone a hacer berrinches? ¿No es muy chiquito para que ya empiece con las rabietas?  ¿Qué hago cuándo estos comportamientos aparecen en público? ¿Cómo hago para no estresarme? ¿Qué pasa si con mi marido no nos ponemos de acuerdo en la manera de actuar? 

Tranquilas. En principio, los berrinches son totalmente normales y esperables. Generalmente, comienzan entre los 12 y los 18 meses, suelen intensificarse entre los dos y tres años, y luego deberían ir disminuyendo rápidamente llegando los cuatro años, dado que se considera que a esta edad el niño ya ha adquirido nuevas herramientas para su control emocional, así como también ha incrementado su vocabulario y puede comunicar lo que desea y lo que le pasa a través de las palabras. 

¿Qué hacer?

La mejor manera de actuar al momento del berrinche, no es sencilla, pero a largo plazo, éstos desaparecen ya que enseñamos al niño nuevas maneras de comunicar y conseguir las cosas.Hay que ser paciente y estar lo más calmada posible en el momento en el que el niño hace su berrinche. Para esto, debemos pensar que no importa lo que piense quien nos esté observando, solo pensemos en el beneficio a largo plazo de la conducta que como padres tomamos ante el berrinche de nuestro hijo. No hay que ceder de inmediato a su deseo (el cual nos está expresando con su berrinche). Solo dar lo que el niño desea si lo consideramos pertinente, luego de acabado el berrinche, nunca en el medio porque esto haría que se fije esa conducta en posteriores situaciones. Lo importante es confiar en que si no cedo ante esa conducta, estas irán disminuyendo”, recomienda a «De Madre a Madre» Andrea Degiusti, licenciada en Psicología, Especialista en Gestión Emocional y creadora de @saludyemociones .En medio de un berrinche es necesario hablar en positivo y no en negativo. Es decir, en vez de decir “no grites” o “no te tires al piso”, expresar la conducta que esperamos que suceda: “parate”, “caminemos juntos”, “hablá tranquilo”. De esa forma le estamos brindando la posibilidad de saber lo que estamos esperando de él. De otro modo solo prohibiremos y es probable que el niño no sepa, entonces, cómo actuar. 

Además, es importante anticiparnos a las situaciones y poner siempre en palabras explícitas lo que esperamos del niño, siendo claros y usando pocas palabras para que entienda y lo recuerde. “Vamos a ir al supermercado, allí solo compraremos lo que mamá decida”. 

“En niños de todas las edades, pero más aún si es menor de cuatro años, es importante que señalemos a diario sus emociones, que pongamos en palabras lo que observamos de ellos diciéndoles, por ejemplo: ´te veo feliz´, ´me parece que te enojaste´, ´eso te dio miedo´, ´te pusiste triste´. Esto ayudará al niño en su control emocional y le servirá para toda su vida. Entonces, ante situaciones que desea o que no le gustan sabrá identificar sus emociones y querrá ponerlas en palabras y esto disminuirá  la posibilidad de que realice berrinches. Asimismo, un buen diálogo y comunicación con nuestros hijos los ayudan a aprender a poner en palabras y usarlas como herramientas de comunicación lo cual los llevará a no necesitar berrinches para comunicarse cuando ya hagan buen uso del lenguaje”, sostiene Degiusti.

“Es muy importante regalarles calma”

¿Qué NO debemos hacer?

No hay que ser invasivo intentando contener físicamente al niño, tampoco acceder a darle lo que desea y por lo cual ha iniciado el berrinche. No es bueno impacientarse, ponerse nervioso o gritar.

“Es muy importante regalarles calma. Cuando tu hijo se altera en medio de un berrinche, acompáñalo con la mayor tranquilidad posible porque de este modo le enseñas a regular sus emociones y que hay otro modo de lograr las cosas. Para esto es necesario que los propios padres tengan control de sus emociones, o bien trabajen en la búsqueda de este autocontrol. No nos enojemos con nuestros hijos cuando hagan un berrinche, ellos también lo hacen como pueden y están aprendiendo a comunicarnos lo que les pasa y lo que quieren. Es nuestra tarea hacer visibles esas conductas, terminado el berrinche señalarlas, enseñar a poner en palabras, pero siempre desde la calma y el amor porque esa conducta de calma y de hablar con dulzura también está enseñándole a nuestros hijos cómo actuar a futuro en una situación difícil”, finaliza Degiusti.

Como vimos, es normal y esperable que nuestros hijos hagan algún tipo de berrinche. Como padres, tenemos que mantener la calma y ser pacientes en medio de las rabietas. Es importante que les hablemos en positivo y no ceder de inmediato a su deseo y, además, no debemos olvidarnos de poner en palabras lo que observamos de ellos. Y hacer foco en lo que se esconde detrás de cada berrinche. A todos nos pasó y nos seguirá pasando, pero siempre que llovió, paró. Como padres, podemos aprender de cada uno de estos berrinches y quedarnos con una enseñanza que, seguramente, nos servirá para más adelante.

¡Al fin! Volvemos al cole

No son todos los días que las cosas salen como esperamos. Si hacemos retrospectiva, sabe Ds que no esperábamos lo que vivimos desde hace un año.Lo que sí creo que venimos esperando todas o podría decir la gran mayoría de madres y padres, es que la pesadilla que vivimos se termine. Hablar de que se vaya la pandemia de un día para el otro sería bastante pretencioso de mi parte, pero me conformo con que mis hijas vayan a la escuela como se debe. Por momentos juro que sigo sin entender como tantas cosas “volvieron a la normalidad” mientras que se sigue evaluando y debatiendo si es correcto o no abrir las escuelas. No soy experta en educación.Lo que sí sé, es que mis hijas anhelan y desean con todo su ser volver a las aulas. 

El año pasado fue agotador. Más allá de la crisis, de la incertidumbre madres y padres tuvimos que hacer malabares desde casa intentando acompañar a nuestras hijas e hijos a que continúen aprendiendo y se formen. Independientemente de la dificultad (de nuestros PROPIOS momentos de dificultad), pusimos todo para brindarles uno de los derechos esenciales que deben tener: EDUCACIÓN.

Hoy me siento feliz porque finalmente pude mirar a mis hijas y preparar juntas su vuelta al cole. A pesar del protocolo. De haber llorado varias veces por no saber explicarle porque no se podía ir a la escuela, o porque el Covid no se fue…. A pesar de lo que vayan o no poder hacer en las aulas. A pesar de todo eso, de lo loco y complicado que pueda parecer…Me siento feliz, privilegiada y agradecida de que finalmente puedan volver a clases.


Hay una frase que me gustó mucho y que creo es importante tenerlo presente siempre, pero hoy más que nunca….

«La educación no debería ser un problema, la educación es una oportunidad».

Les deseo un feliz comienzo y que nuestros hijos e hijas puedan tener un gran y completo año escolar! 🙂

El 5 de Octubre Disney Junior estrena mañanas con Mickey

Mickey Mouse será el anfitrión de Disney Junior cada mañana para que la audiencia comience el día con una sonrisa: el lunes 5 de octubre estrena en el canal Mañanas con Mickey, un nuevo bloque en el que Mickey guía a los pequeños televidentes durante la programación matinal, animándolos a cepillarse los dientes e incorporar un desayuno nutritivo entre otros hábitos saludables y, lo más importante, a divertirse al ritmo de sus canciones mientras siguen su rutina diaria de la mañana.

Además, en este nuevo espacio de conexión, interacción y diversión que se emite de lunes a viernes de 8.00 a 11.00, Mickey comenzará cada día con una cálida bienvenida y acompañará a los más pequeños mientras bailan y cantan al ritmo de videos musicales.  A su vez, podrán disfrutar episodios de series como Mira, la detective del reino, Molang, Puppy Dog Pals, Mickey: Mix de aventuras, Nivis, amigos de otro mundo, PJ Masks: Héroes en pijamas, Gigantosaurus y Rocketeer, entre otras.

Por otra parte, durante octubre las Mañanas con Mickey también tendrá presencia en plataformas digitales, a través de contenido especial en #DisneyMomentosMágicos, Disneylatino.com y Disney.com.br, así como en las cuentas de redes sociales de Disney Junior y en los canales oficiales de Disney Junior Latinoamérica y Disney Junior Brasil en YouTube.

 

Día del niño: 4 herramientas de Google para lograr el bienestar digital de los chicos

De cara al Día del Niño, fecha en la que es posible que los más chicos accedan a su primer dispositivo móvil, Google presenta 4 herramientas que pueden ayudar a los padres a educar a sus hijos en hábitos digitales saludables y supervisar su experiencia con la tecnología, para que ésta sea segura y equilibrada.
Una encuesta de Google a padres de América Latina arrojó este año que el 43% nunca tomó cursos o capacitaciones para aprender sobre seguridad online pero el 77% aseguró que sería de mucha utilidad para poder acompañar a sus hijos en la navegación.
  • Family link 

Tener mayor visibilidad de los hábitos de los chicos ayuda a tener un mayor control del uso que le dan a la tecnología. Con esta premisa Google lanzó en 2018 Family Link, una aplicación que permite establecer ciertas reglas digitales básicas según las necesidades y preferencias de los padres, y acompañar así a sus hijos a medida que se abren camino en el mundo digital.  De forma remota, le permite a los adultos:

  • Aprobar o bloquear las aplicaciones que descargan sus hijos.

  • Monitorear el tiempo que pasan frente a la pantalla de su dispositivo móvil, determinando límites en las horas de uso y configurando una “hora de dormir“.

  • Tener visibilidad del tiempo que los chicos pasan en sus aplicaciones favoritas con informes de actividad actualizados.

Para utilizarla, los adultos deben descargar la aplicación de Family Link en sus propios dispositivos (Android KitKat o superior, o Iphone con iOS 9 o superior) y crear una cuenta de Google para su hijo a través de la aplicación. Luego, en el dispositivo del niño (Android Nougat 7 o superior), los padres deberán abrir sesión con la cuenta recién creada y configurar los controles según las preferencias de cada familia.

  • Sé genial en Internet

Es importante ayudar a los niños a explorar el mundo online de forma más inteligente y con más confianza. Se genial en Internet nació con el objetivo de enseñar a los chicos conceptos clave sobre ciudadanía digital y seguridad, para que puedan explorar con confianza el mundo online. En la plataforma, los niños van a descubrir “Interland”: una aventura online que pone en práctica lecciones clave de seguridad digital mediante cuatro entretenidos juegos, contribuyendo a que los chicos sean “geniales en internet” si:

  • Son inteligentes para saber qué compartir con conocidos y desconocidos.

  • Se mantienen alertas para no caer en trampas, y saben diferenciar entre lo real y lo falso.

  • Protegen sus secretos y la información personal valiosa.

  • Son amables y tratan a los demás como quieren ser tratados.

  • Son valientes para preguntar lo que no saben a sus padres y maestros.

Además, la plataforma ofrece a las familias firmar un “Compromiso de Sé genial en Internet” con el objetivo de fomentar en sus casas el diálogo  sobre seguridad online y así lograr que toda la familia esté en sintonía.  La encuesta mencionada anteriormente, arrojó además que el 52% de los padres cree que los docentes deberían hacer más cosas para mantener a los chicos seguros cuando navegan en internet y el el 82% de los docentes considera que necesita más recursos para enseñar sobre seguridad digital.

Sin duda el rol de los educadores es clave, por este motivo Se genial en Internet incluye un plan de estudios que les brinda a los maestros las herramientas y los métodos que necesitan para enseñar los conceptos básicos de la seguridad digital en las aulas. Se puede descargar en este link.

  • Búsqueda segura 

Muchas veces los más chicos usan los teléfonos de los adultos sin supervisión y esto puede contribuir a que se enfrenten con contenido inadecuado y a los riesgos de la web. De hecho, en la encuesta el 44% de los padres aseguró que su hijo vio contenido inapropiado mientras navegaba en Internet y el 27% admitió que sus hijos habían sido estafados por un correo o un sitio malicioso.

Para minimizar este tipo de riesgos, Google permite configurar las búsquedas a través de SafeSearch. Esto implica generar filtros a ciertos contenidos indebidos para los menores, como el pornográfico o los que incitan la violencia. Si bien no es 100% preciso, es una herramienta que ayuda a los padres a evitar que se muestran resultados de la búsqueda inapropiados o explícitos en tu teléfono, tablet o computadora de sus hijos  (ya sea en forma de imágenes, videos y sitios web). Para activarlo hay que ingresar a Configuración de búsqueda> en  «Filtros SafeSearch», marcar la casilla «Activar SafeSearch» y luego guardar.

  • Google Play

Para ayudarte a decidir qué contenido es adecuado para los más chicos, Google incorpora la insignia de estrella en Google Play para indicar que se trata de un contenido para toda la familia, tanto en apps y juegos. Esta insignia indica que el contenido se revisó detenidamente y que se creó para niños, incluyendo además un rango de edad sugerido.

Las calificaciones, por otra parte, permiten  a los padres comprender el nivel de madurez que debe tener el usuario para utilizar una app. Los padres pueden establecer filtros basados en esas clasificaciones, a fin de decidir qué contenido es adecuado para sus hijos.

Incluso pueden saber si una app incluye anuncios, o ermite compras directas o requiere permisos del dispositivo desde la sección de información adicional en la página de la tienda.

De esta manera, Google trabaja para desarrollar tecnología que sea verdaderamente útil y segura para los niños, creando  herramientas y características que ayuden a las personas a comprender mejor y maximizar el uso de la tecnología, desconectarse cuando sea necesario y crear hábitos saludables para toda la familia. En definitiva para que la vida, y no la tecnología, esté en el centro.