Moda lenta: lo que necesitás saber para consumir y vestir a consciencia

Algunos consumidores empezaron a modificar sus hábitos de compra a partir del desarrollo de un nuevo vínculo con su ropa. Los míos fueron inculcados desde pequeña; ya que tuve la suerte de tener abuelas que diseñaron una parte muy importante de mi guardarropa y, aunque renegaba con cada prueba, ese gesto creció conmigo y me permitió apreciar mucho más el trabajo artesanal y pausado que se logra con cada puntada.
Como asesora de imagen y embajadora sustentable asumo el compromiso de promulgar, en mis charlas y asesorías, el hábito de vestir lento, ya que somos lo que vestimos. De esta manera, algunos comenzaron a producir y consumir la etiqueta de moda sustentable, otros de moda vegana, moda ecológica hasta de moda orgánica. Cada una tiene sus características y saber diferenciarlas es la antesala a la compra inteligente.

¿Qué es la moda lenta?


La moda lenta nace como respuesta a las necesidades fluctuantes de las personas. No es lo opuesto a la moda rápida o fast fashion. Simplemente ofrece un enfoque diferente en el que productores, distribuidores, diseñadores, compradores y consumidores son más conscientes del impacto que tienen los productos del vestir en las personas y el medio ambiente. También se la conoce como slow fashion, su concepto está basado en la calidad y su incidencia directa con el tiempo dedicado al producto. Esta velocidad más lenta da lugar a relaciones diferentes entre los diseñadores y productores, los fabricantes y las prendas de vestir, la ropa y consumidor.


Susana Saulquin, licenciada en Sociología por la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), especializada
en Sociología del Vestir, en su libro La muerte de la moda, el día después explica: “el consumo
máximo voraz y perpetuamente insatisfecho que alimentó la sociedad de masas parecía haber
tomado al vestido como uno de sus objetivos preferidos, por su posibilidad de efímeros cambios y
su parentesco con la necesidad de parecer. El objeto de consumo no es la materialidad del vestido
en sí, organización eficaz de formas, colores y texturas que solo responden a las necesidades y
satisfacciones. El objeto del consumo es el signo del vestido, o sea esa forma eficaz de relación
entre las personas y aquello que se ponen para cubrirse”.

Con la crisis del petróleo, en 1973, el desequilibrio y la reestructuración de las finanzas mundiales se abre el juego a nuevas formas integradoras de la imagen. Las personas pasaron a comprar vestidos que no necesitaban y mucho menos querían, pero que eran necesarios usar para poder parecer. Parecer joven, sensual, delgado, consumista, poderoso económicamente, exitoso, actual, poder ser comprendido de manera fugaz e instantánea.
Hoy, en la era de la información, ese deseo creado artificialmente muta hacia un deseo real.
¿Realmente lo necesito? ¿Tiene que ser nuevo o puede ser usado? Y si lo necesito nuevo es importante volvernos curiosos a la hora de observar las etiquetas para analizar al detalle cómo se hizo nuestra ropa: tejidos naturales vs fibras sintéticas, trabajo seriado vs trabajo artesanal, comprárselo al diseñador de la esquina o en un portal online de “vaya uno a saber de qué parte del mundo viene”.

¿Sustentable o sostenible?

La diferencia entre ambos la explican muy bien Miguel Ángel Gardetti y María Lourdes Delgado Luque en su libro Vestir un Mundo Sostenible. Sustentable implica que se puede sustentar o defender con razones. Mientras que sostenible, especialmente en economía y ecología, se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al ambiente. De esta manera, una marca puede presentar una línea sustentable desarrollada a partir de descartes textiles por ejemplo, pero no necesariamente ser una marca sostenible.
Kosiuko presentó su línea Wear With Conscience, prendas creadas con consciencia ambiental y aunque la marca no se identifica como sustentable plantea su mejor versión a partir de asumir el
compromiso a convertirse en una marca lo más responsable posible, tomando mejores decisiones para minimizar su impacto ambiental.

Ecológica, orgánica y vegana ¿son lo mismo?

En lo que respecta a la moda ecológica el acento está puesto en producir prendas y otros objetos de moda que no son perjudiciales para el medio ambiente. La diferencia principal con la moda orgánica es que la ecomoda además controla que los productores respeten las condiciones de trabajo de las personas que las confeccionan.
Mientras que la moda vegana queda definida por el hecho de que las telas y los materiales que se usan no provienen de origen animal. Sin embargo, no garantiza que las prendas sean sostenibles, ecológicas o provengan de comercio justo.

Tomar consciencia y adquirir conocimientos nos han llevado a dar un paso más, al encuentro de soluciones sostenibles que abarcan desde la compra de prendas de segunda mano o vintage a cosernos nuestra propia ropa.
Por lo tanto, la próxima vez que sientas la necesitad de salir de shopping: primero revisá tu placard. Después, buscá proveedores amigables con el medio ambiente y prendas con múltiples usos y como dicen mis ECOBOLSAS “No compres porque se viene, comprá porque te conviene”.
Nos vemos en la próxima nota.

Por Paula Mogg